Hernia discal: Síntomas y causas
Una hernia discal (HD) es un trastorno común de la columna vertebral. Es una de las enfermedades más comunes que producen dolor lumbar y/o dolor de piernas en adultos.
Otros nombres utilizados para describir este tipo de patología son: prolapso discal, hernia discal o hernia de disco vertebral, hernia del núcleo pulposo y protrusión discal.
Tabla de contenido
Es una condición que afecta a la columna vertebral en la que un desgarro en el anillo fibroso exterior del disco IV permite que la parte central blanda sobresalga más allá del anillo exterior dañado. Esta afección se produce cuando el centro blando del disco vertebral empuja al disco a través de una grieta en la carcasa exterior más dura. Rara vez se produce en niños, y es más frecuente en adultos jóvenes y de mediana edad. Una hernia puede desarrollarse de forma repentina, o gradualmente a lo largo de semanas o meses.
Un disco herniado, que puede producirse en cualquier parte de la columna vertebral, puede irritar un nervio cercano. Dependiendo de dónde se encuentre la hernia discal, puede provocar dolor, entumecimiento o debilidad en un brazo o una pierna.
Muchas personas no presentan síntomas a causa de una hernia discal. Es posible que no sepa que la tiene a menos que aparezca en una imagen de la columna vertebral. La cirugía no suele ser necesaria para resolver el problema.
Síntomas hernia discal
La mayoría de las hernias discales se producen en la zona lumbar, aunque también pueden producirse en el cuello. Los signos y síntomas dependen de dónde esté situado el disco y de si éste presiona un nervio. Suelen afectar a un lado del cuerpo.
- Dolor en el brazo o la pierna. Si tu hernia discal se encuentra en la parte baja de la espalda, normalmente sentirás el mayor dolor en las nalgas, el muslo y el gemelo. También puedes tener dolor en una parte del pie. Si tu hernia discal está en el cuello, normalmente sentirás el mayor dolor en el hombro y el brazo. Este dolor puede dispararse hacia el brazo o la pierna cuando tosas, estornudes o te muevas en determinadas posiciones. El dolor suele describirse como agudo o ardiente.
- Adormecimiento u hormigueo. Las personas que tienen una hernia discal a menudo presentan entumecimiento u hormigueo irradiado en la parte del cuerpo a la que dan servicio los nervios afectados.
- Debilidad. Los músculos atendidos por los nervios afectados tienden a debilitarse. Esto puede hacer que te caigas, o afectar a tu capacidad para levantar o sujetar objetos.
Causas de la hernia discal
Las causas más comunes de la hernia discal son:
- Desgaste: Los discos se secan y no son tan flexibles como antes.
- Movimientos repetitivos: El trabajo, el estilo de vida y ciertas actividades deportivas que ejercen presión sobre la columna vertebral, especialmente la zona lumbar, debilitan aún más una zona ya de por sí vulnerable.
- Levantar de forma incorrecta: Nunca te levantes con la cintura doblada. Levantar correctamente implica hacerlo con las piernas y la espalda recta.
- Lesión: Los traumatismos de alto impacto pueden hacer que el disco se abulte, se desgarre o se rompa.
- Obesidad: Llevar un exceso de peso supone una carga excesiva para la columna vertebral.
- Genética: Hay algunos genes que están presentes con mayor frecuencia en individuos con degeneración discal.

Epidemiología
- La incidencia de la hernia discal es de unos 5 a 20 casos por cada 1000 adultos al año y es más común en personas entre la tercera y la quinta década de vida, con una proporción de hombres a mujeres de 2:1.
- En el 95% de las hernias discales lumbares están afectados los discos L4-L5 y L5-S1.
- La hernia de discos lumbar se produce 15 veces más que la hernia discal cervical, y es una causa importante de dolor lumbar.
- Respecto a la prevalencia de una hernia discal lumbar sintomática es de entre el 1% y el 3%, siendo la más alta entre las personas de 30 a 50 años, con una proporción hombre-mujer de 2:1.
- En las personas de entre 25 y 55 años, alrededor del 95% de las hernias discales se producen en la parte inferior de la columna lumbar (niveles L4/5 y L5/S1); la hernia discal por encima de este nivel es más frecuente en las personas mayores de 55 años.
- Una hernia discal lumbar recurrente (rLDH) es una complicación frecuente tras la discectomía primaria.
- La hernia de discos cervical es la más afectada en el 8% de los casos y con mayor frecuencia a nivel C5-C6 y C6-C7.
Factores de riesgo
Los factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia discal son:
- El peso. El exceso de peso corporal provoca una tensión adicional en los discos de la zona lumbar.
- La ocupación. Las personas con trabajos físicamente exigentes tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de espalda. Levantar, tirar, empujar, doblar hacia los lados y girar repetidamente también puede aumentar el riesgo de sufrir una hernia discal.
- La genética. Algunas personas heredan una predisposición a desarrollar una hernia discal.
- Fumar. Se cree que fumar disminuye el suministro de oxígeno al disco, haciendo que se descomponga más rápidamente.
Complicaciones
Justo por encima de la cintura termina la médula espinal. Lo que continúa por el canal espinal es un grupo de largas raíces nerviosas que se asemejan a la cola de un caballo (cauda equina).
En raras ocasiones, la hernia de disco puede comprimir todo el canal espinal, incluidos todos los nervios de la cauda equina. En raras ocasiones, puede ser necesaria una intervención quirúrgica de urgencia para evitar una debilidad o parálisis permanente.
Busca atención médica de emergencia si tienes:
- Empeoramiento de los síntomas. El dolor, el entumecimiento o la debilidad pueden aumentar hasta el punto de obstaculizar sus actividades diarias.
- Disfunción de la vejiga o del intestino. El síndrome de cauda equina puede provocar incontinencia o dificultad para orinar incluso con la vejiga llena.
- Síndrome de anestesia en silla de montar. Esta pérdida progresiva de la sensibilidad afecta a las zonas que estarían en contacto con una silla de montar: la cara interna de los muslos, la parte posterior de las piernas y la zona que rodea el recto.
Prevención
Para ayudar a prevenir una hernia discal, haz lo siguiente:
- Ejercicio. El fortalecimiento de los músculos del tronco estabiliza y sostiene la columna vertebral.
- Mantener una buena postura. Esto reduce la presión sobre la columna vertebral y los discos. Mantén la espalda recta y alineada, sobre todo cuando estés sentado durante mucho tiempo. Levanta objetos pesados de forma adecuada, haciendo que tus piernas hagan la mayor parte del trabajo y NO tu espalda.
- Mantener un peso saludable. El exceso de peso ejerce más presión sobre la columna vertebral y los discos, haciéndolos más susceptibles de sufrir una hernia.
- Dejar de fumar. Evitar el uso de cualquier producto derivado del tabaco.
- Ajustes quiroprácticos: Un quiropráctico puede mejorar la biomecánica de tu columna vertebral, mejorando así tu postura, disminuyendo la tensión en los discos y articulaciones, así como reduciendo la inflamación e irritación en los nervios afectados. Cuando tu columna vertebral funciona correctamente, el dolor de espalda y otros síntomas de la hernia discal mejoran.
Las protuberancias y hernias discales suelen diagnosticarse mediante una combinación de varios métodos. Un examen físico, junto con un historial completo del problema, suele conducir a pruebas como una resonancia magnética, una radiografía, una tomografía computarizada o un electromiograma (EMG). A partir de ahí, tu médico trabajará contigo para encontrar el mejor tratamiento
¿Cómo puede ayudar la quiropráctica con las lesiones de disco?
La quiropráctica es el método de tratamiento preferido por muchos pacientes con discos protuberantes y herniados porque no es invasiva y no implica medicamentos ni inyecciones. Una vez que tengas tu diagnóstico, tú y tu quiropráctico podéis trabajar juntos para encontrar la mejor manera de tratar tu condición.
Tu quiropráctico querrá verificar tu diagnóstico, por lo que puedes pasar por preguntas sobre tu historial médico, un examen físico y pruebas que implican la función nerviosa, los reflejos y el tono muscular. Tu quiropráctico también puede solicitar una resonancia magnética o una radiografía, así como otras pruebas diagnósticas, con el fin de obtener una mejor imagen de lo que está sucediendo.
Atención quiropráctica
Una de las características más populares de la atención quiropráctica es el enfoque de todo el cuerpo para el bienestar. Tu quiropráctico examinará toda tu columna vertebral, no sólo la zona que te duele. Tratará toda tu columna vertebral y te proporcionará indicaciones para tu propio cuidado, ejercicio y recomendaciones nutricionales para que puedas seguir progresando y vivir sin dolor. Tu dolor y los problemas de la columna vertebral podrían ser el resultado de una mala alineación de la columna, por lo que tu quiropráctico buscará llegar a la raíz del problema y tratar toda tu columna para que tengas menos dolor, tu columna se cure y tengas una mejor movilidad.
A través de ajustes quiroprácticos enfocados, tu quiropráctico utilizará suavemente técnicas de baja fuerza para aliviar los síntomas dolorosos manipulando tu columna vertebral alrededor y en el disco que está protuberante o herniado. El uso de máquinas de tracción cervical o lumbar puede ayudar a abrir las articulaciones de la columna vertebral para aliviar la presión del disco y permitir que la protuberancia y la hernia se reabsorban hasta donde necesitan estar.
El tratamiento quiropráctico para los discos protuberantes o herniados es seguro, eficaz y duradero.
Si tienes dolor de espalda por un problema de disco, te debes a ti mismo buscar atención quiropráctica de calidad para que puedas disfrutar de menos dolor, mejor movilidad y calidad de vida.